Porque si.
Porque en realidad no hay nada que me obligue. Es bueno de vez en cuando hacer algo sin obligación. Por el puro gusto de hacerlo.
También está eso de hacer algo para demostrarse a una misma que se puede. En general uno está dando puebas al prójimo. En el trabajo, en la familia, en la calle y rara vez uno mira para adentro.
Hace algunos años a causa de una hernia de disco estuve postrada meses, muy dolorida y sintiendo que parte de mi vida se acababa. Salí de la cirugía con una debilidad enorme con solo 3o y poco. Empecé a caminar y medio correr desde cero. Las millas y kilómetros se me fueron acumulando hasta llegar a la maraton de San Francisco.
El asunto es que en esos kilómetros me agarré el vicio. La corrida es un momento de limpieza, de calma. Mi cabeza hila los pensamientos sin orden y la mente vuela por donde la dejo. Y si me dejo llevar quedo como meditando, sintiendo los golpes de los pies en el camino y el aire entrando y saliendo de los pulmones. Nada más.
Hoy el trabajo me come mucha vida pero quiero volver a ponerme alguna meta grande.. porque si no más. Manejar el tiempo para que de para todo no es fácil y ultimamente parece que mis dias se han encogido. Asi y todo quiero llegar a correr desde el Puerto de Montevideo hasta el Puente Carrasco. Si agrego un par de kilometros por semana en un mes llego. Claro que el tiempo me tiene que ayudar porque nuestro Rio de la Plata a veces se cree que es el Océano Atlántico y sopla como loco.
1 comentario:
Cecilia, me encantó leerte!!!
Esta es una entrada vieja de tu blog, tal vez te parezca ya de otra vida, pero yo me sentí muy identificada en muchas cosas..enfermedad que te cambia la vida a los 35, la pasión por correr, el amor por las agujas que le dan alas a las manos...en fin!!
Gracias por compartirlo de esta forma
Con amor
Mercedes C.
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